Los Faeries son seres alados, masculinos y femeninos. Estas hermosas criaturas son las más tradicionales, las del vasto imaginario popular, las artes y las leyendas europeas. De este gran grupo general, surgen muchas otras clases y variedades. Acostumbran vivir en los bosques, arroyos y cuevas saliendo sólo a la luz de la luna, y obran e intervienen en la génesis de las flores, a las cuales representan en sus aromas, formas y colores.
Habitan un universo paralelo, y jamás envejecen, aunque se cree que luego de mil años desaparecen de su entorno. Son muy bellas, pueden parecerse mucho a las doncellas humanas, pero eso no es en todo absoluto, ya que muchas de ellas adquieren rasgos diferentes entre sí. Pueden resultar semejantes a los duendes o a los elfos, con orejas levemente puntiagudas, pies muy pequeños, y su piel puede colorearse de acuerdo a su entorno. Muchas de ellas son casi translúcidas, y sus tamaños pueden variar sensiblemente de unas a otras. Su cabello suele ser irisado, y van ataviadas con ropas muy leves como gasas o muselinas, etéreas y flotantes en la brisa.
Se las puede detectar por el perfume de flores, como la rosa, que suele antecederlas y quedar en el aire aún después que se han ido. Aman la música, como todas las hadas, y también les agrada cantar en lo profundo de los bosques. Generalmente no son solitarias, gustan estar en grupos, y como es sabido, hay innumerables cuentos y leyendas sobre ellas y sus reuniones, en los claros y florestas. Como toda comunidad, poseen su Reina, la cual ha variado su identidad de acuerdo al intérprete del tema.
Para los Celtas, la Reina de las Hadas es Maeve, según Shakespeare, Titania, y según otros mitólogos, Paralda, único monarca de todos los Seres del Aire. Han sido siempre muy interactivas con el género humano, participando en casi todo hecho mágico que se conozca; además se les atribuyen toda clase de poderes benéficos, y en algunos casos, lo contrario. Suelen formar parejas, y en ocasiones también lo hacen con seres diferentes, como los Leprechauns, o ciertos duendes, pero por lo común esto no sucede.
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