6 feb 2011

Cautivo en el pais de las hadas


El secuestro de adultos por parte de las hadas era un suceso tan frecuente como temido, del que las leyendas folclóricas ofrecen abundantes ejemplos. Si el prisionero cometia la imprudencia de probar la comida o la bebida de las hadas, en la mayoría de los casos no podía regresar hasta pasados al menos siete años, tras los cuales lo esperaba casi con certeza una vida de marginación y soledad.
Era sumamente peligroso quedarse dormido a la intemperie al caer la tarde, sobre todo encima de un túmulo encantado. También se corría el riesgo de  ser presa de las hadas si se recibía alguna herida al atardecer. Hay un poema que habla de esto;

Cuando la hora vacila entre el día y la noche
 Y el poder de las hadas alcanza su cenit,
Herido en emboscada, perdí el conocimiento
 Y más muerto que vivo me arrastraron los elfos
Al antro lamentable que llaman su país.

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