Muchos y conocidos son los relatos que nos hablan de criaturas mágicas que
habitan en lo más profundo de los bosques, bajo las rocas o las raíces de
árboles centenarios, en colinas o cuevas, así como Tambien en silenciosos
abandonados castillos y algunas son habitantes de cementerios. Diferentes son
las razas de estos seres, algunos alados otros no, unos fieles colaboradores del
hombre, otros esquivos a su presencia, benéficos o dañinos, siempre han estado
aquí, desde el principio del mundo.
Entre las diferentes razas nos encontramos a los Knorckers, unos seres diminutos que acostumbra a vivir en las minas de toda Europa, donde los mineros pueden hallar grandes y jugosas vetas de oro, si son cautos y escuchan el sonido de las palas y los picos de los afanados geniecillos. Los Duendes Negros de Escocia, Los Gommes de Francia, los Coblynau de Gales o los Achachilla de Bolivia, son otras de las muchas razas conocidas de estos habitantes subterráneos. Todos ellos son reconocidos por sus caprichos y sus trucos para con el hombre, así como por advertirles sobre la presencia de depredadores.
Espíritus de los árboles como las Driades griegas, las Bariaua de Malasia,
Pixies, Mujer y Hombre Verde de la mitología celta, o las Esposas del bosque que
corretean libremente por los extensos valles de Escandinavia, han ayudado de
alguna manera al ser humano, en contra que los Apuku de Surinam, el Saci de
Brasil, son muy peligrosos.
Algunos de ellos los conoceremos hoy, o al menos intentaremos conocerlos, porque a pesar de que mucho se ha escrito sobre ellos, nadie puede explicar exactamente como son, leyendas o realidad, siguen ahí cerca nuestro, hay quien asegura que tan solo los niños pueden verlos, y aquellos que conservan inocencia en su corazón, en por ello que se dice que los ciegos son los más capacitados para poder ver a estos fantásticos seres, porque la mentira y falsedad nunca ha
llegado a sus ojos, y ven a través de su corazón.
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