Las hadas además de cantar y bailar ayudan a los hombres en el campo, en la recolecta, tejen, algunas son hilanderas, otras matronas, muelen grano, cocinan, hacen mantequilla, algunas son guardianas de los bosques, otras de los ríos, protegen a los animales y plantas, otras acompañan a los ancianitos y solitarios, ayudan en las labores del hogar, aunque eso sí, y no podemos negarlo, otras dedican su tiempo a mirarse en el espejo mientras peinan su larga cabellera.
Uno de los oficios comúnmente asociados a las hadas es el de hilanderas, donde son las mejores. En esta ocupación destacan por la habilidad y calidad de sus hilados, esponjosos y apenas manoseados.
También es muy importante reponer los botones que se pierden y, ocasionalmente, reparar algún descosido o desgarro en los vestidos.
Las hadas saben muy bien que no deben despilfarrar las flores de las que se visten. Y, sobre todo, hay que cerciorarse de que cada flor conserva su perfume original. A estas y a muchas otras cosas, igual de importantes, dedican las hadas buena parte de su tiempo. Y nosotros se lo agradecemos.
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