En la espesura del bosque, allá donde la bruma tarda más en desaparecer, existen lugares especiales para que las Hadas puedan recuperar el Silencio.
Son espacios mágicos, sólo conocidos por ellas y donde no llega ninguna presencia humana. Rincones y claros perdidos entre los árboles son refugios ideales para las Hadas que necesitan estar solas.
Las Hadas conocen bien la importancia de la soledad plena, la que permite estar con uno mismo y reflexionar. Encontrar el verdadero sentido al diario vivir, sin que voces ajenas distraigan el discurrir del pensamiento.
Ni siquiera ellas escapan a la influencia del mundo que las rodea y es importante el reencuentro con el íntimo ser. Renovarse, reconocerse, dejar atrás lo que molesta en el alma y volver con nuevas energías y el espíritu alegre.
El Silencio de las Hadas no es un silencio triste, sino prometedor. Un silencio que limpia y enriquece, que atempera el carácter y fortalece el ánimo.
Si alguna vez tienes la fortuna de encontrarte en un bosque y de pronto,
éste se vuelve tan silencioso que puedes oír el latido de tu corazón, es que has llegado a un lugar reservado al Silencio de las Hadas.
Respeta esa quietud y aléjate sin hacer ruido.
O quédate y aprende el Silencio.
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