2 nov 2010

Nayade

Se las considera como hijas de las divinidades del río en el que cada una habita. Son las protectoras de las fuentes, ríos y lagos. No existe fuente célebre que no posea su propia náyade particular con leyenda propia.

Son hadas muy hermosas, más todavía que las que habitan en mares y océanos, y su estatura llega, a veces, hasta un metro y medio, si bien por lo general son mucho más diminutas. Visten ropajes azules o blanquísimos, muy refulgentes.

Además las hadas de agua dulce son bastantes diferentes a las de agua salada, más adaptadas en color y movilidad a su medio ambiental. Las hadas de agua dulce son esbeltas y gentiles, y no obstante, no están tan llenas de vida como las hadas marinas. Sin embargo, se sienten mucho más interesadas por el hombre, y les encanta contemplarlos. Les entusiasma el baile, el canto y la música, y están dotadas de facultades proféticas y curativas. No poseen similitud física con las sirenas, aunque pueden sumergirse y nadar perfectamente bajo el agua.

 Las ninfas de las aguas, o náyades, poseían el exclusivo privilegio de curar las dolencias. Las cinco de la mañana, cuando los griegos acostumbraban a tomar sus baños, era para ellos 'la hora de las ninfas'. Los romanos, por su parte, les erigieron monumentos en las cercanías de fuentes termales, balnearios y baños, haciéndoles asimismo ofrendas y dedicándoles inscripciones votivas.

2 comentarios:

Náyade García dijo...

Gracias por compartir cosas tan bellas.

LALO RIVERA dijo...

Esta muy bonito tu blog, me encanto