3 ene 2011

Clases de Hadas

Son muchas las clases de hadas que han existido, así como son muchas sus formas, tamaños y costumbres. 
 Por un lado, tenemos a las hadas diminutas: su tamaño es como el dedo meñique de nuestra mano. Se dice que entraron en la tradición feérica con la teoría de que las hadas eran las almas de los seres que ya habían muerto. Debemos de tener en cuenta que hace cientos de años se creía que el alma de una persona era de tamaño minúsculo, pues era una réplica diminuta de ese ser humano. Casi todas las hadas de ese tamaño las conocemos a través de leyendas medievales. En cambio, las historias en las que se describen  hadas de gran tamaño, nos han llegado en menor número. Gran parte de los autores y estudiosos del tema, sin embargo, consideran que las hadas tienen la potestad de cambiar de tamaño y de forma con solo desearlo, de modo que mostrarse grandes o pequeñas, no es más que una cuestión de su caprichosa naturaleza.

  Por otro lado tenemos a las terribles hadas solitarias, en contraposición con las hadas que viven en grupos. Las hadas solitarias son seres malignos, generalmente de desagradable aspecto y modales muy toscos. Suelen ir muy sucias y desaliñadas y sus tamaños varían mucho, aunque frecuentemente son de pequeña estatura. Aunque no se sienten muy interesadas por la raza del hombre, intentaran hacerle daño si se cruzan en su camino, pues su corazón es oscuro y les gusta hacer el mal. Así, le asaltarán en senderos poco transitados, le propinarán golpes y le robarán el ganado, causándole, si pueden, la ruina. 

A éstas terribles hadas solitarias les gusta vivir en  lugares apartados, como edificios en ruinas, viejos castillos casi derruidos, puentes medio abandonados, o bajo las raíces de árboles en bosques perdidos. 

Al contrario que ellas, las hadas que viven en grupos son de hermoso aspecto y de gran belleza. Su estatura también puede variar, aunque suelen medir en torno a los 10 u 11 centímetros. Les gusta ir montadas en pequeños caballos blancos y siempre van acompañadas de un séquito de hadas algo más pequeñas.  Estas son las hadas que como veíamos antes, viven en colinas huecas, y les gusta vivir en paz en lugares apartados.  Casi nunca se dejan ver. Así evitan ser molestadas, pues si algo les preocupa y disgusta es que no se respete su intimidad. 

Por eso, si algún caminante las descubre por la noche con su séquito y solo se limita a observarlas, no le harán ningún mal. Pero si intenta molestarlas, atraparlas o causarles algún daño, le proporcionarán desgracias muy variadas: desde simples dolores de cabeza hasta grandes enfermedades, o incluso la ruina más absoluta, pues desde ese momento todo les saldrá mal.

Debemos también de tener en cuenta a las hadas del hogar, o hadas domésticas.  Lo cierto es que es muy escaso el número de hadas que se instalan en una casa o en una granja y deciden "convivir" con los hombres. Aunque los miembros de la familia no puedan verla (salvo rarísimas excepciones y siempre por la noche), notarán su presencia en el hogar, pues les gusta tanto el orden y la limpieza que cuando todos duermen, ellas se afanan en limpiar, hilar y pulir los suelos. Las hadas aman la limpieza, la bondad  y el orden, y ayudan a quienes tienen esas cualidades, sintiéndose felices en sus hogares.  A cambio de su ayuda es costumbre dejarles cada noche un buen plato de leche y unas galletas, y de vez en cuando una diminuta prenda de ropa, o una mantita para protegerse del frío. Mientras se sea agradecido con estas hadas del hogar, todo marchará bien e incluso habrá prosperidad en la familia. Pero si uno deja de agradecerles su trabajo y sus desvelos y olvida ponerles comida cada noche, abandonarán ese hogar y buscarán otro en el que establecerse.  Hay que tener en cuenta que el agradecimiento es otra de las virtudes que más valoran las hadas.

Por otro lado, tenemos a las hadas acuáticas. Son hermosísimas damas de largos cabellos dorados, que viven en las profundidades de algunos estanques, arroyos, ríos y lagos, pues su medio natural es el agua, y no la tierra. Alguna vez han sido vistas saliendo a la superficie, pero no se mantienen mucho tiempo en ella pues necesitan tener el cuerpo siempre húmedo. Existen algunas historias que relatan cómo algunas de estas hadas se casaron con mortales. En el país de Gales, donde abundan las tradiciones que hablan de hadas acuáticas, se las llama Gwragedd Annwn. Se dice que habitan en islas mágicas que se encuentran siempre en medio de lagos encantados, invisibles para los ojos de los mortales salvo en muy raras ocasiones.
Allí no hay tristeza, ni dolor, ni frío, pues siempre es primavera y todo está rodeado y cubierto de flores y árboles frutales. El invierno no es capaz de llegar allí, porque tampoco él puede ver dónde están esas islas mágicas.  Hay que tener en cuenta, sin embargo,  que algunas de las historias que se han contado acerca de hadas acuáticas, en realidad hacían alusión a ninfas, y no a seres feéricos, pues en ocasiones se han llegado a confundir.  El hada acuática más conocida para nosotros, sin duda, es la "Dama del lago" de la famosa leyenda del Rey Arturo.

Pero sin lugar a dudas, las hadas más conocidas por nosotros gracias a los maravillosos cuentos infantiles, son las Hadas madrinas. Los extraordinarios relatos de fantasía escritos por los hermanos Grimm, Charles Perrault o el fabuloso Hans Christian Andersen, han hecho de esos seres las hadas por excelencia.  Estos cuentos fueron escritos en épocas de la historia en la que el cristianismo regía las vidas de las gentes, de ahí la importancia del bautizo de los niños. 

 La idea de un hada presente en ese acto del bautismo inspiró muchas hermosas historias, como la de la Bella Durmiente, en la que tres diminutas y bondadosas hadas otorgan preciosos dones a la pequeña princesa. De hecho, el autor de ese maravilloso cuento se inspiró en la función que cumplían las hadas originales, las primeras "fatae", que aparecían en las casas en las que había nacido un niño para otorgarle sus dones. Si los familiares del bebe las trataban bien, les concedían hermosas cualidades, como la belleza, la buena fortuna o el buen carácter. Pero si se las ofendía, podían condenar al niño con alguna limitación que le afectaría el resto de su vida.

Con el tiempo, esa función original fue cambiando hasta desaparecer por completo. También en otro extraordinario cuento, la Cenicienta, el hada madrina utiliza su magia para ayudar a cambiar la desdichada vida de su joven ahijada, haciendo que la historia termine en boda. Todas estas hadas son el prototipo de la bondad,  unida siempre a la magia y a la posibilidad, cómo no, de volar y de poder desaparecer como por encanto.  Y las hadas salvajes son sin lugar a dudas, la contraposición a las hadas madrinas. Hacen su aparición en ritos paganos, en los que se imponía el nombre del bebé siguiendo oscuras y antiguas tradiciones, pero nunca en bautizos cristianos. Estos ritos paganos se celebraban a veces en cementerios, pues eran considerados lugares sagrados para los asistentes. Estas historias se remontan, desde luego, a tiempos muy antiguos. 

También conoceremos a las hadas de las flores, que nos ayudan a tener nuestro jardín bonito, a las de los árboles, a las del clima y las estaciones...A las del fuego  a las del aire...
Las Hadas tienen distintas tareas, que cada una cumple con infinito Amor. Pasan por diversos estados de evolución e interminables aprendizajes antes de convertirse en hadas.
Algunas trabajan y ayudan a los Ángeles en la tarea de ayudar a los humanos en los momentos difíciles, pero pueden hacerlo mucho mejor cuando los humanos saben de su existencia y le piden ayuda.

También lo hacen las hadas del Amor Puro y Elevado y hasta en el amor terrenal, aunque a veces no comprenden muy bien nuestros apegos, celos y egoísmos.
Otras nos proporcionan una luz especial que hace muchas veces a una persona que no es bonita, parecerlo o que se vea muy bien, porque tiene «algo» que la hace verse atractiva.
Hay hadas que nos ayudan a estudiar, otras que nos permiten tener ideas brillantes, o que colaboran con nuestro trabajo cotidiano.

Están las hadas que nos acompañan en el embarazo y cuando nace el bebé, luego aparecen las que juegan con los niños y junto con los ángeles pertenecen a esos amigos que las madres llaman imaginarios, porque los ven jugar y hablar aparentemente solos. Sucede que los niños a esa corta edad todavía pueden verlos como ven el aura, porque no están condicionados como los mayores.

Hay hadas también muy traviesas y juguetonas; se divierten haciéndonos confundir o escondiéndonos algún objeto que luego encontramos allí mismo, donde habíamos buscado. A veces nos hacen sentir una suave brisa, al entrar o revolotear a lado nuestro.

Veremos que hay muchas clase de hadasy estan clasificadas en distintos grupos, intentaremos conocerlas un poco mas.





Hadas del aire

Hadas del agua

Hadas del fuego

Hadas de la tierra

Hadas bebé

Hadas domesticas

Hadas del clima

Hadas de las flores

Hadas de los árboles




1 comentario:

maria dijo...

QUE ES LO QUE PASA,A NADIE LE GUSTA LAS
HADAS?
QUE PENA,SE HA PERDIDO LA MAGIA,LOS SUEÑOS
MARAVILLOSOS COMO CUANDO ERAMOS NIÑOS/AS.
LOS REYES MAGOS,EL RATONCITO PEREZ.
VAMOS ANIMAROS Y ECHAR UN VISTAZO A ESTAS
PAGINAS MARAVILLOSAS,YA VEREIS COMO NO OS VAIS A ARREPENTIR.
CAMPANILLA